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2.21.2009

Huelga de Maestros: Un año después

Hoy se cumple un año de la huelga de maestros. Vienen a mi mente memorias que me alegran y otras que me entristecen. Ya he escrito mucho sobre la huelga en mi otro blog Eduradar. Hoy solo quiero recordar este evento que ha querido ser negado por los medios pero que su efecto se dejó sentir y que le costó caro a la administración del entonces gobernador Aníbal Acevedo Vilá.

Recuerdo que el primer día de la huelga lloré. Mi esposa estaba viendo las noticias (ella es maestra también) y decidió apoyar la huelga quedándose en casa. Estaba en la linea de piquete frente a la escuela en donde trabajo y recibí una llamada y era ella. Estaba llorando y me preguntó si yo estaba bien. Le dije que sí pero me extraño el que estuviese llorando. Entonces me dijo que vió las noticias y allí vió como unos policías empujaban a unos manifestantes y a uno de ellos le dieron un macanazo. El muchacho no se parecía en nada a mí pero parece que con los nervios mi esposa vió mi cara en él. Recuerdo que le dije a mi esposa que no viera la televisión. Ese era uno de los medios que usaba el gobierno para amedrentar a los maestros que aún no habían querido ir a las lineas de piquete. Imagínese usted levantarse por la mañana y ver a un policía caerle encima a un maestro.

En la escuela donde trabajo había un nutrido grupo de maestros. Me llevé sorpresas ese día al ver gente allí que en el preludio de la huelga no se habían expresado ni a favor ni en contra pero estaban allí en la linea de piquete eso me llenó de energía. Y me sorprendió también ver maestras y maestros que en ocasiones anteriores eran bien bravos y no se perdían un piquete, gente que se caracterizó por su combatividad que cruzó la linea de piquete. Algunos de los que cruzaron los clasifico en tres categorías: cobardes, lambones (sapos, alcahuetas), buenos padres...

Los nervios eran la orden del día. No era fácil ver a la policía al frente de la escuela todo el tiempo pero no me quejo, los policías que estuvieron allí nos apoyaban. Hice muy buena amistad con algunos de ellos y varios me dijeron que estaban apoyando la huelga, no enviaron sus hijos a la escuela.

Ahora recuerdo que había un grupo especial de la policía que venían vestidos con camisas blancas. Llegaban en una patrulla, se bajaban, no hablaban con los policías uniformados y sacaban unas libretas. Escribían todo lo que yo o algunos de los otros manifestantes decíamos por el megáfono o el equipo de sonido (y eso que el carpeteo se acabó). Esos eran los que me ponían nervioso.

La huelga me marcó. Fue la primera vez en mi vida en la que sentí miedo. Admito que tenía el pulso acelerado sudaba frío y esas cosas que le dan a uno cuando se siente nervioso. Lo que más me preocupaba sin embargo eran mis hijos. Cada día cuando salía a la línea de piquete frente a mi escuela me miraban asustados. Me abrazaban de una manera especial y buscaban la mayor cantidad de pretextos para que me tardara en ir. Si por algo yo apoyé esta huelga fue para darle un ejemplo a seguir a ellos. Les dije en un momento que cuando les tocara escoger entre los justo y lo conveniente escogieran lo justo aunque les doliera de esa manera no tendrían de que arrepentirse después.

Esa fue la decisión que muchos maestros tuvieron que tomar, apoyar una huelga que parecía débil por la manera en la que los medios la difundían o pensar en sus familias y romper la linea de piquete para llevar el pan a sus casas. De eso escribiré en el próximo artículo...

3 comentarios:

  1. Prometeo:

    Ya habíamos hablado de esto en el piquete del pasado lunes en el Viejo San Juan, entre otras cosas, y antes que todo, me alegró compartir contigo ese día porque ví en ti un maestro joven, lleno de entusiasmo luchador. Me hacía falta ese ratito porque es la primera vez que coincido con otro Bloguero que tiene intereses parecidos a los míos y he podido ver cara a cara… Espero se repita…

    En mi caso, aunque no pueda abundar públicamente acerca del asunto, antes de la huelga a mí me habían suspendido debido a esa escalada pre-huelgaria de Aragunde, donde se identificaron unos cuadros activos en distintas escuelas y la administración decidió minar nuestras luchas… Salí “airoso” del proceso viciado de Aragunde, pero como no pudieron sacarme de la escuela, la directora, con la ayuda de otros maestros de la escuela, lamentablemente entre ellos se encontraban cuadros que fueron delegados de taller de la propia Federación de Maestros en el pasado, decidió someterme por segunda vez a los pocos meses de ingresar a la escuela de nuevo, a un proceso de vistas por unas querellas que nunca habían estado muy claras…

    O sea, recibí la huelga en medio de un proceso donde la administración de Aragunde me citaba a una vista, con el daño de que estuve impedido de tener un representante legal durante esas vistas… Sentí que en el calor de esa lucha magisterial, que yo apoyaba y apoyaré, los que una vez fueron delegados de taller en mi escuela tenían todavía sus vínculos con personas en la dirección de la FMPR.

    Y ante ese cuadro de huelga, en el que NO cruzaría jamás la línea de piquete, por mis principios y porque sabía que adentro de la escuela me tenían un rancho, que adentro de la escuela peligraba mi seguridad, me hice la pregunta obligada: ¿estaría también garantizada mi seguridad en una línea de piquete donde asistió una de las maestras ex-delegada de taller que me llevó un caso ante Aragunde, acompañada por la directora de la escuela…?

    ¡Qué dilema…! ¡Tener que luchar por una causa cuando sabes que tus enemigos están en la administración de Aragunde y que además están relacionados con personajes de la directiva actual…!

    A mi edad, ya no me chupo el dedo… A veces, tus enemigos se posicionan en distintos escenarios, unas veces en la administración y otras al lado tuyo, en un sindicato. Unos y otros desean poner a uno como carne de cañón para justificar sus buenas o malas decisiones, para justificar las buenas y las malas causas… pero al final, uno es carne de cañón, como quiera…

    Ni entré a la escuela en ese ambiente de olla de grillos, ni estaba en posición para ir a piquetear, aún cuando apoyaba los reclamos de la Federación de Maestros… El resultado neto de ese proceso en mí fue la hospitalización, hasta el día de hoy, que tengo unos médicos que velan por mi salud…

    Puedo identificarte quiénes participaron de esta escalada desde adentro y desde afuera… Pero eso no viene al caso… Lo que sí me interesaría señalar es que en estos procesos de lucha, cuando se tiene una mente y una lengua crítica que dispara para todos los lados, a uno se le presentan enemigos hasta debajo de las piedras, porque la verdad a veces hiere a tus enemigos y a tus amigos…

    Aunque asistí al piquete pasado del lunes, no tengo las tripas para asistir a una actividad donde el recuerdo de la huelga me lleve a una mirada destemplada contra algunos de mis hermanos en el sindicato…

    Yo celebré ya contigo un momento de buena conversación en el Viejo San Juan, y con eso me basta…

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  2. Saludos Prometeo:

    Lamento esas impresiones imborrables de algunos policías macaneado, a mi personalmente no me molesta las manifestaciones que se realizan en orden. La manera en que la ley apoya al policía es que el policía utilice la misma fuerza que utilizo el contrario para ponerlo bajo arresto. Así, que en papel lo que se espera es que si tú me empujas yo te empujo y no hay problema. Como sabes, una cosa es lo que dice el papel y otra lo que sucede en realidad.

    El comportamiento de las camisas blancas lo ven los policías todos los días, cuando esas mismas personas constantemente imponen el miedo entre sus subalternos. El miedo entre la policía cuando se refiere a asuntos laborales es grande y el buen consejo que le distes a tus hijos “cuando les tocara escoger entre los justo y lo conveniente escogieran lo justo aunque les doliera de esa manera no tendrían de que arrepentirse después” no se lo han dado a los policías en su mayoría.

    Elco Lao:

    En mi trabajo también se utiliza el medio administrativo para hacer daño, de igual forma nosotros tenemos enemigos en la calle y al lado de uno. Se prestan para hacer daño y me molesta que muchos escogen lo conveniente a lo justo, por eso estamos como estamos, situación que continuamente aprovecha la jerarquía.

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  3. Elco:

    Fue muy grato el compartir contigo. En la actividad. Pensaba ir a la "celebración" que se va a dar hoy en el colegio de abogados pero no puedo. Me sentiría mal allí y te entiendo. Aunque participé activamente reconozco que muchos de los que no participaron tenían razones por demás legítmas para abstenerse pero eso viene en el próximo artículo el lunes. Gracias por compartir tu experiencia. Este foro ayuda a uno a sacarse cosas de adentro. Si supieras todo lo que me economizo en siquiatras con este blog...

    Rafael:

    Cada trabajo tiene sus particularidades. La policía debe velar por el orden y hay veces que la fuerza es necesaria. Durante la huelga hice amistad con un policía que fue asignado al area donde estaba. Todavía lo veo por ahí y nos saludamos como si hubiesemos sido amigos de toda la vida. Recuerdo que el primer día nos pusimos de acuerdo y dejamos claro hasta donde íbamos a llegar los maestros que estábamos en piquete.
    Fue un ambiente de tensión pero donde todos nos portamos bien. Al final el último día felicité a los policías por haber hecho su trabajo de manera eficiente. En la escuela donde yo hice piquete nu hubo confrontaciones. Es más reconociendo nuestro derecho a la libertad de expresión los policías nos permitían intentar persuadir a los maesros que entraban por varios segundos antes de que pudiesen pasar.


    Reconozco que muchos de las
    personas que robaron cámara allá en el area metro eran estudiantes agitadores que les importaba poco la imagen que estaban dañando. Y sé que hay policías que tienen la mano suelta pero esos son la minoría. La gran mayoría de los policías son personas dedicadas que están verdaderamente para proteger y servir.


    A ambos:

    Gacias por la visita y los comentarios. Adelante y éxito.

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