Muchas veces me he expresado y he dicho en distintos lugares que soy pentecostal. Sí, soy de los que les dicen "aleluya" hablan en lenguas, saltan y todas esas cosas que la gente no entiende. Hay que ser pentecostal para entender un pentecostal de los contrario solo verá un loco que dice incoherencias.
Me críe en la Iglesia Pentecostal desde pequeño. Mi madre me crió en la iglesia y ví muchas cosas que me han marcado para bien y otras para mal. El pentecostalismo es una secta más dentro del cristianismo y el pentecostalismo puertorriqueño es algo único. Me siento orgulloso de ser pentecostal y aunque son muchas las cosas que no me gustan de la iglesia me mantegno en mi creencia esperando que el pentecostalismo en Puerto Rico sea una religión como Cristo mandó y no como dictan unos concilios o predicadores con visiones particulares.
Me sé todos los coros de la iglesia y recuerdo que una de las cosas que más me gustaba era predicar en las calles con un megáfono. A mis 17 años prediqué por primera vez en las fiestas patronales de Cayey, pueblo donde me crié. Recuerdo que estaba nervioso, las piernas me temblaban y cuando me dieron el micrófono comencé a hablar y las palabras solo...salían. Al otro día cuando llegué a la escuela muchos de los compañeros me miraban y se reían pero otros me decían que habían escuchado el mensaje y que me felicitaban por atreverme a predicar frente a gente extraña.
¿Que clase de pentecostal soy?
Soy un pentecostal que se crió en una iglesia donde habían ancianos que fueron parte de la primera generación de pentecostales que predicó en los campos de Puerto Rico. Soy un pentecostal que creció escuchando historias de conversiones y milagros. Soy un pentecostal que escuchó a muchos predicadores. Soy un pentecostal que decidió ser pentecostal a pesar de...tantas cosas. Todavía me pregunto porqué sigo siendo pentecostal cuando he visto tantas cosas que me daban ganas de dejar la iglesia y no volver. Vi tantos predicadores que eran una cosa en el púlpito y otra en la casa. Vi muchas cosas que me dieron ganas de dejar no solo de ser pentecostal sino cristiano.
Soy el pentecostal que aceptó a su religión y se decidió mantenerse en ella. Soy el pentecostal que se ha decepcionado pero todavía cree que hay esperanza. Soy un pentecostal que aprendió de Cristo a aceptar a las personas tal y como son aunque a veces en la misma iglesia me censuren. Soy pentecostal pero eso no me define como persona. Mi vida no gira alrededor de mi religión. Tengo mi religión porque soy de los que reconozco que hay cosas que no entiendo y que cuando no sé algo lo atribuyo a un milagro, a Dios o al diablo.
Soy pentecostal porque en un momento cuando me preguntaba si quería permanecer en esta religión que tiene tantos dogmas y tabúes decidí aceptarla pero con una actitud crítica. Tengo amigos ateos, católicos, testigos de Jehová, mormones y de otras religiones porque sé que en cada religión hay algo que aprender. He leído La Biblia completa mas de diez veces pero también he leído el Corán, los escritos del Budismo, del Zen, y escritos ateos (uno de mis blogs favoritos es Ciencia y/o Religión porque sé que la verdad está por ahí también y que la Biblia es la palabra de Dios pero no es una Enciclopedia Universal.
Me siento orgulloso de ser pentecostal aunque en un momento le dije a mis hijos que cuando crecieran podían escoger la religión que quisiesen porque sé que ser pentecostal no es fácil.
Soy un pentecostal puertorriqueño que se siente orgulloso de su herencia pero está abierto y receptivo a las críticas y reconoce que esta religión no es perfecta.
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