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9.15.2015

EL EXCREMENTO Y EL PADRE DE JAY FONSECA


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Jay Fonseca se pasa criticando el horario de las escuelas durante el racionamiento de agua. Dice que su padre iba a pie a la escuela, que tenía que cruzar montes y malezas, y nunca se suspendían las clases por falta de agua. Eso es verdad. Pero es 1/4 de la verdad.

La verdad completa. Cuando el padre de Jay iba a la escuela, los grados primarios eran en los mismos barrios en escuelitas de unas pocas docenas e estudiantes. El servicio sanitario era una letrina cuyo aroma en ocasiones competía con el del almuerzo del comedor escolar. Y muchos caminantes, entre ellos estudiantes, hacían sus necesidades a campo abierto cuando no les daba tiempo de llegar a la casa.

En consecuencia, las zonas rurales abundaban en enfermedades parasitarias. El excremento iba a parar al agua. Y no pocas veces estudiantes descalzos lo pisaban. En consecuencia de esa consecuencia, muchos estudiantes padecían de parásitos. Pero no se acortaba el horario escolar porque eso no cambiaba la realidad del excremento transmisor de parásitos.

En las escuelas urbanas de hoy día, se toman medidas para garantizar la salud de los estudiantes. Cientos de muchachos desbordando los baños causarían una situación como en los tiempos del papá de Jay. La enfermera escolar tendría que hacer muchas visitas de emergencia a las escuelas. Y volverríamos a ver una estampa de los tiempos del papá de Jay, que recogió el trovador Rubén Delgado.

Cuando yo era un estudiante dieron unas directrices
que el que tuviera lombrices tenía que tomar purgante.
Como yo era un ignorante y no sabía de esa cosa
y la enfermera doña Rosa, al verme tan barrigón
decidió curarme con un purgante de salsosa.

Aquello sabía a centella pero como me aguantaron
a la fuerza me obligaron a tomarme una botella.
Hasta el fondo bebí de ella aguantao por doña Trina
La cual desde la cocina después de tanto aguantarme
decía para consolarme: ¡Nene, chúpate una china!

Al momento sentí yo que algo raro me pasaba
que una tripa me sonaba y un corre corre empezó.
La salsosa me obligó a dirigirne al excusado.
Traté de abrir apurado, buscando acceso al lugar
y cuando traté de entrar el baño estaba ocupado.

Segui la puerta tocando y el de adentro no salía
Que desde allá me decía, espera estoy acabando.
Yo le preguntaba cuándo, y me dijo "Ya acabé".
Pues avanza mala fe, no me hagas más esperar
y cuando me mandó a entrar yo le dije: "ya pa qué",

Esa es la historia completa que no dice Jay sobre el tiempo de su padre cuando iba a la escuela. Sería bueno mandar a Jay a una escuela con los baños desbordados en medio el racioamiento, obligarlo a tomar un purgante de salsosa y después gritarle: ¡JAY, CHÚPATE UNA CHINA!

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