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6.12.2010

Parte III El alma de un pdre: es hora de perdonar

En estas últimas entradas hemos visto como el ser padre requiere mucho esfuerzo tanto físico como emocional. Incluso comenté en la primera parte que muchas veces pretendemos no equivocarnos, hacer las cosas bien para nuestros hijos. Sin embargo, una cosa es la que nos proponemos y otra es la que realizamos. En nuestro intento de hacer las cosas bien cometemos errores aún mayores.

Quisiéramos que nuestros hijos nos entendieran cuando nos equivocamos, que olvidaran ese día para siempre y que no lo tomaran en cuenta. Qué yo no daría para borrar los días que he ofendido a mis hijos, que quizás he sido cruel o que se me ha pasado la mano en el regaño o en el castigo. Sin embargo, no se puede borrar. Lo único que se puede hacer es pedir perdón y esperar que la otra persona te perdone. A veces aún pidiendo perdón nos sentimos culpables. Es difícil. Pero solo podemos pedir perdón, ignorar nuestros sentimientos de culpabilidad y seguir tratando de hacerlo mejor aún cuando no creamos que lo estamos haciendo mejor, es decir, no rendirnos, seguir adelante.

Pero muchas veces también hay que ir hacia atrás. Explico porqué. A veces queremos que nuestros hijos perdonen nuestros errores pero no hemos perdonado los errores de nuestros padres. Los seguimos juzgando por su manera de criarnos o hasta de no criarnos, es decir por habernos dejado solos. Hemos visto lo difícil que es ser padre y el esfuerzo físico y emocional que reclama tal responsabilidad. Juzgar sus decisiones o errores es fácil y a veces sentimos que nuestros errores no son igual de grandes. Pero nosotros no sabemos hoy el error en que podríamos caer mañana y el perdón que le negamos a otra persona hoy es el que quizás mañana queramos para nosotros. Abre tu alma hoy a la disposición de perdonar. No es solo decir perdón y ya, es un proceso en el que sanarás paulatinamente.

por hesione

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