Hace un tiempo atrás mientras estudiaba un libro sobre ética leí el triste caso de Kitty Genovese:
Genovese estuvo conduciendo temprano en la mañana del 13 de marzo de 1964. Llegó a casa a las 3:15 de la mañana y aparcó a unos 30 metros de su apartamento, cuando Winston Moseley se le acercó. Moseley corrió hacia ella y rápidamente la apuñaló dos veces en la espalda. Los gritos de Genovese fueron oídos por varios vecinos, pero era una noche fría y con las ventanas cerradas pocos de ellos reconocieron el ruido como gritos de auxilio. Cuando uno de los vecinos gritó al atacante “¡Deje en paz a esa muchacha!”, Moseley huyó y Genovese retomó lentamente su camino al apartamento. Estaba seriamente dañada, pero fuera de vista de aquellos pocos que habrían tenido razones para pensar que necesitaba ayuda. Las grabaciones de las primeras llamadas a la policía son confusas y ésta no les dio una alta prioridad. Uno de los testigos dijo que su padre había llamado a la policía y dijo que una mujer había sido golpeada, pero que ya se había levantado, aunque estaba tambaleándose.5 Otros testigos observaron a Moseley subir a su coche e irse lejos, sólo para volver diez minutos más tarde. Moseley hizo una búsqueda sistemática por el aparcamiento, la estación de tren y complejo del apartamento hasta encontrar a Genovese, que estaba tumbada y apenas consciente en el suelo, en un vestíbulo en la parte posterior del edificio. Fuera de vista de cualquiera que hubiera podido haber visto u oído cualquier señal del primer ataque, Moseley siguió apuñalándola más veces. Las heridas de cuchillo en la mano de ella, sugieren que intentó defenderse de su atacante. Mientras ella moría, él la atacó sexualmente, le robó 49 dólares y la dejó tirada en el vestíbulo. Los ataques duraron aproximadamente media hora. Algunos minutos después del ataque final, un testigo, Karl Ross, llamó a la policía. La policía y el personal médico llegaron poco minutos después de la llamada de Ross; Genovese fue llevada en una ambulancia y murió durante el camino al hospital. Una posterior investigación policial determinó que unos 12 (aunque con seguridad no 38, como se dijo en el artículo del Times) individuos habían visto u oído partes del ataque, aunque no habían podido enterarse del incidente al completo.6 Solamente un testigo (Joseph Fink) estaba enterado de que la apuñalaron en el primer ataque y sólo Karl Ross era consciente de esto durante el segundo ataque. Muchos desconocían totalmente que un asalto u homicidio estuviera ocurriendo; algunos pensaron que lo que estaban viendo u oyendo era una reyerta de borrachos o un grupo de amigos saliendo de un bar, cuando Moseley se aproximó a Genovese. |
El efecto espectador es un fenómeno psicológico por el cual es menos probable que alguien intervenga en una situación de emergencia cuando hay más personas que cuando se está solo. |
Aquí en Puerto Rico ese efecto se multiplica exponencialmente cuando leemos y vemos en las noticias como los críminales hacen y deshacen por toda la isla. En una ocasión el superintendente de la policía José Figueroa Sancha solicitó la ayuda de la ciudadanía para ayudar a resolver crímenes. Es en lo único que estoy de acuerdo con ese señor. Hace falta que dejemos de ser espectadores y nos convirtamos en agentes de cambio, que hagamos algo por mejorar nuestro país, que perdamos el miedo a los criminales y que ayudemos a combatir la criminalidad.
Si queremos que la criminalidad baje tenemos que hacer algo.
Cada vez que recuerdo el caso de Genovese lamento la situación que vivimos en esta isla pues aquí eso se vive a diario.
Si queremos que la criminalidad baje tenemos que hacer algo.
Cada vez que recuerdo el caso de Genovese lamento la situación que vivimos en esta isla pues aquí eso se vive a diario.
Pie forza'o:
Kitty Genovese - Wikipedia, la enciclopedia libre