Cuando los hijos sacan malas notas

En dos ocasiones me ha ocurrido que mis hijos no llegan con las mejores calificaciones; talvez no las peores pero tampoco las mejores. Cuando uno es una madre responsable que ha dado lo mejor de sí para que sus hijos sean exitosos esto le toma por sorpresa o con desencanto. Se siente como un apretón en el pecho y una sensación de frustración que deja un pesar muy grande. El primer instinto es de ir a reclamarle al maestro, de pedirle una oportunidad, de interceder para que reconsidere la calificación. Pero luego de un rato de meditación y de esperar que las emociones fuertes pasen uno se da cuenta que no es lo mejor. La clave está en la receta que aprendimos de nuestros padres: no es al maestro al que hay que reclamarle sino al muchachit@ que no puso de su parte.

No me refiero a aquellos chic@os que dan el máximo y a pesar de ello no consiguen una A quizás por dificultades de salud, neurológicas o psicológicas. Me refiero al niñ@ o joven que tiene todas las posibilidades y oportunidades para triunfar, pues tiene la salud física y emocional, tiene las herramientas y a pesar de todo no da el máximo.

Como madre y profesora he aprendido que no me puedo dejar llevar por todo lo que siento. Como madre quizás hubiera querido vociferar en la escuela y reclamar como muchos padres vienen donde mí cuando creen que una nota es injusta. Pero como profesional y por la experiencia sé que hay que adjudicar responsabilidad al que verdaderamente la tiene. A veces hay que dejar que los hijos paguen las consecuencias de sus decisiones para que relacionen conducta con consecuencia y así maduren y crezcan como seres humanos.

por hesione