Recuerdo que el programa de parodias "TV Ilegal" hizo un "sketch" en donde dos personajes, uno imitando a Rafael Aragunde y el otro imitando a Rafael Feliciano se enfrentaban frente al Departamento de Educación y se decían "yo los tengo más grandes". Cuando la toma de la cámara baja, se ve que estaban aguantando unos huevos de gallina en las manos pero todos sabemos que era lo que querían decir...
Esta huelga fue un despliegue de testosterona innecesario. Recuerdo que cuando se descertificó a la Federación muchos celebraron. Y entonces ocurrió aquella marcha en San Juan. No recuerdo haber visto una marcha más multitudinaria que esa en mi vida. Desde el paro de la telefónica no se había movilizado a tantos miles de personas. Y recuerdo aquella primera plana de El Vocero que tenía una foto parecida a esta:

Entonces ocurrió algo nunca antes visto. El Tribunal de Apelaciones mando a paralizar la descertificación y ordenó al Departamento de Educación a sentarse a negociar. Allá se fueron a la Comisión a negociar. Un logro tremendo. Entonces al tercer día sale Rafael Feliciano y anuncia que nos íbamos a la huelga. Según Feliciano, Rafael Aragunde se estaba echando para atrás y no quería ceder ante algunas de las peticiones que se le hacían. Y por eso nos tiramos a la calle. Tres días nada más...
"Maldita sea", dije. Nos tiramos a la calle preguntándonos porqué Rafael Feliciano no esperó un poco más. Habían retirado la descerificación luego de la manifestación y teníamos la opinión pública de nuestra parte. Era cuestión de esperar y demostrar que la mala fe provenía de parte de Rafael Aragunde... Pero no la cosa tenía que ser AHORA había que demostrar que teníamos la fuerza. No era sufieciente la presión de las masas que estaban de nuestra parte para Rafael Feliciano, no, había que salir y gritar que nos íbamos a la calle, sin esperar.
Como buen soldado seguí las órdenes pero ahora digo que obedecí más con el corazón que con la razón y que si Rafael Feliciano hubiese esperado un poco más la cosa habría sido distinta. Después nos descertificaron otra vez y le dimos los medios razones para fustigarnos por ser tan apresurados. Me incluyo porque estuve allí y apoyé la huelga. Hay veces que la testosterona debe ceder ante la razón. Los tiempos en los que se peleaba por razonez triviales como en la Ilíada, en la que dos ejércitos se enfrentaron por una mujer pasaron. Aquí estos dos Rafaeles lucharon para medir sus niveles de testosterona y ninguno ganó...