Reflexionando ayer sobre la
injusta destitución del Coronel José Caldero me vino a la mente una historia bíblica.
Antes que el Rey David fuese el Rey de Israel (el más amado en la historia de esa nación) fue un humilde pastor. Allá en los valles de Israel el joven pastor cuidaba de las ovejas de su padre contra los peligros que constantemente las acechaban. Lobos, osos, leones y bandidos acechaban constantemente los rebaños para llevarse las ovejas. El pastor David (autor del Salmo 23) tenía tanto cuidado de aquellas ovejas que incluso llegóa enfrentarse contra leones y osos para defenderlas saliendo victorioso de esos encuentros.
Un día aquel joven pastor fue llamado por su padre a llevarle alimento a sus hermanos que estaban en el ejército, esa era la tarea del hermano menor. En ese tiempo el Rey Saúl comandaba las tropas de Israel y estaban de frente a un gigante de casi 9 pies llamado Goliat. Aquel paladín causaba miedo por su tamaño y nadie se atrevía a retarlo. El joven David llegó y a pesar de los esfuerzos de sus hermanos pidió que lo dejaran luchar contra aquel temerario gigante. En aquellos tiempos los generales de los ejércitos tenían la opción de evitar un enfrentamiento de las tropas y, previo acuerdo, decidir que el vencedor sería el ejército cuyo paladín venciera en un combate cuerpo a cuerpo. El ejército de los filisteos había escogido a su mejor guerrero el gigante Goliat y en en Israel todavía no apareciera quien le metiese mano al gigante ese, ni siquiera el Rey Saúl.
David en ese momento decide correr al medio del terreno y presentarle batalla al gigante con el isntrumento que mejor conocía, su honda de tirar piedras. Estas hondas podías lanzar una piedra a velocidades altísimas convirtiéndolas en proyectiles mortales. Una piedra tirada por un buen hondero podía traspasar a un animal de un lado al otro. El gigante al ver a aquél muchacho se rió y lo insultó pero una sola piedra le perforó el craneo y allí cayó. Desde ese momento David se convirtió en una leyenda entre los israelitas y se ganó como premio a la hija del Rey Saúl. David eventualmente se unió al ejército y llegó a ser general.
Las hazañas militares de David eran digans de ser contadas e incluso se hizo una canción que cantaban las mujeres que decía:
"Saúl mató a sus miles pero David a su diez miles". Yo no sé que ritmo llevaba la canción pero fue suficiente para que el Rey Saúl se molestara con David e intentara asesinarlo. El general David tuvo que huir con sus leales hombres y fue perseguido por Saúl por mucho tiempo. La gente quería a David y donde lo veían le prestaban ayuda y fue gracias a eso que pudo sostenerse. Eventualmente Saúl desistió de perseguirlo y un buen día se suicidó cuando se vió rodeado de enemigo palestinos. David se convirtió en el Rey de Israel sin necesidad de tener que recurrir a un golpe de estado, Dios lo ayudó.
Dice la Biblia que sobre el alto hay una más alto y uno más alto está sobre ellos (Eclesiastés 5:8). NO me cabe la menor duda que el principal motivo que tuvo Pepper Figueroa para remover al Coronel José Caldero fue por envidia. Ya desde hace tiempo se escucha la petición de que éste debería ser el Superintendente de la policía y no Pepper. Pero así es esta colonia donde las decisiones se basan en colores y lealtades políticas. El Coronel Caldero brilla con luz propia y su posición se la ganó por sus meritos, eso es algo que nadie le podrá quitar. Pepper Figueroa pasará a la historia como el Superintendente más inepto que tuvo la policía de Puerto Rico en toda su historia y José Caldero como un buen y confiable policía.