Estaba oscuro, como boca de lobo. Hacía un frío pelú. A las cuatro de la mañana el barrio Cacao era como un desierto. Ahí estaba Ramón por la mañana con las llaves del colmado. El paquete de periódicos en el piso y el frío pelú eran señales de que este era otro día de trabajo. Siempre era lo mismo. Abría la puerta, metía el paquete adentro, cerraba y esperaba a que Johnny llegara para comenzar a trabajar. En lo que el muchacho llegaba se sentaba a ojear el periódico y las noticias del día. "Proponen Hacer prubeas de dopaje a recipientes del PAN", decía el titular de notica. "Me chavé", pensó.
Las llaves sonando contra el marco de la puerta era señal de Johnny que había llegado. "¡Qué hay jefe!", dijo riéndo. "Otro día muchacho, otro día" decía Ramón mientras le daba las llaves de la caja. Johnny comenzaba a barrer el piso y a acomodar cosas en lo que abrían el colmado a las 6:30. A esa hora ya llegaban las primeras señoras a comprar leche y algunos de los hombres a comprar cigarrillos pa'l día y después irse a trabajar. Casi siempre terminaba de vender los periódicos antes del medio día. Todo iba bien. Por la tarde llegaban los nenes con sus dientes dañados a comprar dulces. Por la noche la cosa bajaba y llegaban los hombres a darse unas cuantas frías al frente y a dar chistes. Aunque Johnny era el que cerraba a veces Ramón se quedaba un poco después de las 6:00 cuando el tema de conversación de los hombres era interesante.
Ramón llevaba como 30 años con el colmado al que le puso su nombre. Ahí conoció a mucha gente y vió el barrio cambiar. Ahí su cara se arrugó y creció su barriga. Su esposa lo conoció ahí. Lo habían asaltado dos veces pero ha sobrevivido. La gente del barrio hace sus pequeñas compras ahí y algunos han crecido con Ramón desde que compraban dulces hasta que ya grandes venían a hacer la compra con los cupones y luego con la tarjeta del PAN. Meraris era una de esas que creció comprándole a Ramón desde que era una nena con los dientes dañados hasta ahora que con dos hijos recibe dinero del PAN y las pensiones que los páis le pasan por ASUME, y los dientes dañados esta vez por nicotina. Merari era bien flaca. Siempre había sido así desde pequeña. Tenía un niño por padre como toda mujer moderna que quedó embarazada luego de una caliente noche de reggaeton, fiesta, bebida y yerba. Un niño, una pensión, dos pensiones de ASUME. Los chavos te dan para mantener los nenes bien. Ahora ya no usaba yerba, empezó a fumar piedra. Cuando la piedra te coje no te suelta. Ese vicio está c-br-n. Será cuestión de tiempo en lo que el vicio le lleve a decuidar más a sus hijos y entonces en la escuela notarán el abandono y llamarán a Servicios Sociales pa' que se los quite.
Merari llegó por la mañana cuando no habia casi nadie. Ya Ramón le había dicho que no viniera si había mucha gente porque se darían cuenta y lo podía meter en un lío a él. Cuando entró por la puerta estaba bien flaca. Ella era flaca desde pequeña pero esta vez se veía peor. Con una camisita sin mangas y pantalones cortos que no los podía llenar. El pelo recogío en un moño para'o con par de pelos saliéndose y los cachetes pegados a la cara. "Ramón", llamó, "Vengo a hacer la compra", dijo con los ojos bien abiertos como si estuviera asustada, como si estuviese haciendo algo malo. Ya Johnny sabía que ese tipo de transaccion él no la podía hacer así que esperó a que el jefe llegara y se parara en la caja. "A ver mija que te llevas", le dijo Ramón. Ahí en el counter le puso un galón de leche, pan, jamón, queso, galletitas dulces pa' las meriendas de los nenes y dos cartones de cigarrillos.
Ramón sacó la tarjeta de ella introdujo el numero secreto y cobró la cantidad de $145.34. Abrió la caja y le dió $50 dólares. Guardó la tarjeta de ella nuevamente y la vió marcharse por la puerta. Por ahí iba la flaca caminando a toda prisa. Ya de seguro necesitaba otra piedra para fumar y con los $50.00 se podía meter par de piedras ese día. El resto del mes lo pasaría pidiéndole a la mamá y a los amigos dinero y una que otra vez vendiendo el t-t- para dinero. Se la pasaba comprando chucherias con los chavos de la pensión de los nenes a esos sí los cuidaba mejor porque los papás estaban locos por quitárselos y criarlos pero esos nenes eran el seguro de un ingreso estable. El Plan 8 le tenía la casa paga así que por falta de techo no sufría.
Ramón tenía su conciencia tranquila. Había que hacer dinero y los tiempos están difíciles así que de vez en cuando con Merari y otras dos muchachas más hacía esas "compras especiales" donde se llevaban dos o tres cosas un poco de cash y el cobraba al Departamento de la Familia como si hubiese despachado la compra completa.
Merari se fue esa noche a fumar piedra y en su viaje recordaba cuando era una nena y era feliz; cuando jugaba a esconder y a te quedas. Recordaba cuando se enamoró la primera vez y cuando perdió el virgo con Raulito. De como le contó a las amigas como fue y como descubrió que estaba embarazada. De como Raulito se mudó a vivir con ella y vivían en aquella casa hecha cantos donde románticamente se fumaban un leño de vez en cuando y todo iba bien hasta que unas amigas le dieron a probar de la piedra y con la primera jalá sintió aquel jaleo con mareo bien bueno que la ponía como si acabara de tener tres orgasmos corridos y a la misma vez estaba cayendo por la montaña rusa en La Feria 2000 y el carro chocaba contra la parte de atrás del trós aquel y los cantos de vidrio salían por todas partes y la montaban en la ambulancia y llegó el día que parió a Merari porque ella quería que tuviese su mismo nombre y Raulito no aguantaba más el vicio que ella tenía porque fumar yerba está bien pero meterse la piedra está c-br-n porque eso te jukea bien duro y tienes que fumar más cada vez y el viaje dura poco porque es mejor con yerba que te dan ganas de reír y vez la cara de la gente como si parecieran mostros y te da una risa c-br-n- y cuando se te pasa te dan unos munchis c-br-n-s. Definitivamente era mejor fumar yerba. Allí en el baño en el silencio de la noche un pipaso y después otro....aaaahhhhhíii llegó.... y sintió como si se estuviera viniendo y cayendo en la machina aquella de La Feria que la gente se caía bien rápido...
"P-ñ-t- se acabó" dijo a las tres de la mañana pero tenía un sueño c-br-n y tenía que quedarse dormida no porque quisiera sino porque ni el crack la mantenía despierta cuando le entraba sueño. Mañana era otro día para comenzar a hacer las cosas y tratar de dejar el vicio. Siempre trataba de aguantar un poco más pero estaba c-br-n, el crack estaba c-br-n pa' dejarlo. Menos mal que la mamá le daba chavos porque no quería verla vendiendo el t-t- en la calle y el papá de vez en cuando le daba chavos pero no quería saber de ella. Menos mal que los páis de los nenes le pasaban pensión y con esos chavos les compraba comida y cocinaba a veces pero casi siempre los mandaba a comer a casa de la abuela mientras ella buscaba una piedra. Y cuando se llevaban los nenes los fines de semana y en las vacaciones era un descanso porque no tenía que preocuparse por llevarlos a casa de la abuela a comer ni darle twinkis de merienda mientras veían la tele. Merarita estaba bien flaca y se parecía a ella Pedrito era bien callado, ese nene era bien bueno. Menos mal que Ramón la ayudaba con la tarjeta.
El día que Ramón la quiso ayudar por primera vez la llamó a la oficina y le dijo, "¿Muchacha tú quieres chavos?". Ella creía que él le iba a pedir que le hiciera algo pero ese viejo no tenía ya fuerzas pa' eso aunque nunca se sabe... Ella le dijo que sí. "Pues no pidas al frente del colmado, yo te puedo ayudar", le dijo mientras se echaba pa' trás en la silla y la barriga se echaba para el lado. Ahí fue que le dijo como había que hacerlo. Le dejaba la tarjeta y le daba el PIN. El día que ella necesitara chavos venía cogía un par de cosas él se las daba para que se viera que salía con una bolsa de compra al menos y le daba una cantidad de dinero. Podía hacerlo por lo menos dos veces. Muchas veces ella se quejaba de que eran $50 na'más pero él le decía que si quería le devolvía la tarjeta e hiciera la compra como correspondía y tratara de venderla en la calle a ver quién se la compraba. Fueron par de veces nada más que ella se alzó luego aprendió a aceptar la cantidad que Ramón quisiera darle. A la hora de sacar la cantidad en efectivo que le correspondía Ramón se lo daba completo, eso era de ella. Había que mantenerse en el negocio como fuera porque los c-br-n-s de Walmart, K-mart, Sam's y otros se habían llevado a la gente que compraba y eran muy pocos los que hacían compra en el Colmado Ramón
Después de todo Ramón era bueno...Se aseguraba que llevara cosas de comer pa' los nenes aunque ella no le decía que casi todo el tiempo comían en la casa de la abuela. El viejo se preocupaba por que los nenes comieran algo de vez en cuando. Ramón se aseguraba que tuviera dinero. Ramón era bien bueno.
Ya había caído la noche. Hora de irse.
Por la noche Ramón miraba la gaveta antes de cerrarla. Ahí estaba la pistola unos, papeles y la tarjeta del PAN de Merari con el numero de PIN pegado con un papelito. Habían dos tarjetas más. Él no era muy bueno memorizando y con tres tarjetas para memorizar la cosa no era algo seguro. Ya se iba para la casa cuando entró Anita. Venía a hacer su "compra". Viró a la oficina. Sacó la terjeta mientras veía como se paseaba por las góndolas para coger par de cosas. Cuando vió que se acercaba a la caja Johnny le hace la seña al jefe que se acercó con la tarjeta. Ramón pasó la tarjeta, entró el PIN, la caja se abrió y le dió $50.00...
"Bueno mañana es otro día", le dijo a Johnny. Le entregó una bolsita con un montón de etiquetas de códigos de barra. Antes de cerrar había que pasarlas por el escaner para cuadrar la caja. Ramón se fue y allí se quedó Johnny hasta las 8:00 PM. A veces se cerraba antes si no llegaba mucha gente. Los días de cobro se quedaban abiertos hasta las 9 porque venía mucha gente, el resto de los días cerraban a las 7:30.
Son las 7:15 y Johnny comenzó a recoger para irse. Al final cuando terminó de pasar las etiquetas el total era: $145.34. El recibo se imprimió y lo guardó con el resto de los papeles. Apagó las luces, cogió un galón de leche y se fue para la casa.