El mejor consejo que me dieron antes de casarme fue que nunca me acostara enojado con mi esposa. El segundo mejor consejo fue que cuando me sintiera como que iba a perder el control saliera, caminara y regresara a hablar. En el matrimonio que mi esposa y yo tenemos hemos tenido nuestras discusiones y diferencias. ¡Ah! Se me olvidaba otra cosa, alguien me dijo que es normal que en un matrimonio hayan diferencias. Ese fue tremendo consejo.
Hace un tiempo escuché a un predicador decir con mucho orgullo que el nunca había tenido una discusión con su esposa. Cuando íbamos hacia nuestro hogar hablamos sobre eso. "No puede ser posible", dije yo. No concebía que dos personas que son diferentes puedan estar de acuerdo en todo. ¿Ni siquiera habían tenido una diferencia por como exprimir el tubo de pasta? Con el tiempo tuvimos la oportunidad de conocer mejor a aquella persona y su esposa y descubrimos porque "nunca habían discutido", ella era sumamente complaciente y sumisa. Si, todavía existen mujeres así en Puerto Rico. Aquella mujer hacia todo lo que le pedía su esposo sin cuestionar y a veces las peticiones eran algo indignantes.
Mi esposa y yo hemos discutido en muchas ocasiones pero tenemos algo claro, nos amamos y el hecho de que tengamos una diferencia personal no es razón para sentirnos mal. Es de humanos tener diferencias y en algunos momentos es probable que los desacuerdos culminen en discusiones. Pedir perdón es la parte más bonita de estas diferencias y cuando reconocemos mutuamente lo que hicimos mal aprendemos.
Llevamos muchos años aprendiendo y gracias a Dios hemos podido internalizar las lecciones. Un matrimonio no debe terminar por una mera diferencia. Hay veces que se tiene que ceder por amor asi como hay veces que por amor hay que mantenerse firme en algunas cosas.
Un ejemplo de algo que causó discusiones en nuestro matrimonio hace unos años atrás fue el vicio que tenía de fumar cigarrillos. Si mi esposa no se hubiese mantenido firme en que el vicio del cigarrillo me estaba afectando a mi y a la familia completa al día de hoy estaríamos mal económicamente y mis pulmones dañados. Si yo no hubiese cedido a dejar el vicio entonces las mismas razones explicadas arriba nos habrían arruinado. En otras ocasiones ha sido ella quien ha cedido y yo mantenido mi posición.
En todo momento tenemos claro que el amor debe ser el "arbitro" y que los lìmites de las diferencias incluyen el no permitir que los ánimos se caldeen. En el momento que vemos que la discusión está tomando un rumbo peligroso uno de los dos "coge camino" y se va para "enfriarse" y regresar luego a hablar más calmadamente. Esto requiere de práctica y hay veces que se nos ha olvidado pero con el tiempo estamos aprendiendo.
Hay cosas que evitamos al discutir y son: sarcasmos, insultos y amenazas. Nuevamente en ese aspecto nos hemos puesto de acuerdo y algo que nos ha ayudado es dialogar y decir que es lo que haríamos en el momento de una discusión.
Cada matrimonio es un mundo. Procuremos mantener el nuestro en paz y armonía por medio de la tolerancia y el amor.
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