Hace un tiempo atrás leí un cuento titulado "La noche que volvimos a ser gente" de José Luis Gonzalez si mal no recuerdo. En este se narra lo que pasó durante un apagón en Nueva York y de como la gente salió de sus casas para ayudarse unos a otros y compartir. La falta de luz electrica provocó en ese entonces que encendieran la luz en sus corazones y compartieran como seres humanos.
Puerto Rico está perdido. Cada día que pasa y cada generación se cria más irresponsable que la anterior. Hace unos días atrás hablaba con mi esposa sobre que podría arreglar este país. "Un terremoto bien grande que coja toda la isla", le sugerí. Mi esposa me miró asombrada y me preguntó si no me preocupaba toda la gente que iba a morir y las pérdidas en propiedades.
El economista Hideki Toya halló que los países que sufren catástrofes naturales cuando se recuperan salen mejor que antes. Tome por ejemplo a Japón un país que a través de su historia ha pasado por enormes catástrofes incluyendo el bombardeo estadounidense que los redujo a polvo y los contaminó con radioactividad. Japón es hoy día una potencia mundial y deben su poderío en gran parte a las catástrofes que lo han azotado y que han sacado lo mejor de la gente.
A Puerto Rico le hace falta un terremoto con tsunami incluido. Un terremoto que sacuda la tierra y la conciencia de la gente. Nos hace falta una sacudida que nos despierte y nos haga caer del pedestal en que estamos trepados y nos hace creer que somos intocables. El sufrimiento es algo que hace madurar a la gente y a este país inmaduro le hace falta una bofeta' de mozo de parte de la naturaleza.
Es cierto que mucha gente se iría del país buscando huir del sufrimiento y hacerse la vida fácil pero así se sabría quien es de verdad amigo de la isla. Muy probablemente tendríamos que soportar el olor de muertos por muchos lugares. Muchos tendremos que dormir fuera ya sea por miedo o porque nos hayamos quedado sin hogar. Los sobrevivientes se dedicarían a ayudar y eso sería un logro enorme pues sacaría esa parte buena del país la parte de la gente que ayuda a la gente.
A Puerto Rico le hace falta un terremoto para que se pueda escribir el cuento, "El terremoto que nos ayudó a ser gente".
Al parecer Raymond Arrieta está de acuerdo conmigo cuando escribe:
Estoy loco por que venga una tormenta. Mi deseo no es que ocasione muerte o pérdidas, sólo quiero que venga, porque ¿se han dado cuenta de que todos nos ayudamos como hermanos, como pueblo, cuando llega una tormenta? (
Raymond Arrieta: "Por favor, hoy no salgas" - Primera Hora 3 de julio de 2012)
Esta entrada fue publicada en El Vocero el 3 de septiembre de 2011.
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Ya nadie quiere ser el héroe - La gente de En Profundo me acribillan
Pie forza'o pa' esta entrada:
Japan and the Economics of Natural Disasters : The New Yorker
http://m.newyorker.com/talk/financial/2011/03/28/110328ta_talk_surowiecki