Cuando yo me criaba recuerdo que en el barrio todos los muchachos querían estar bien vestidos. Los papás les compraban tennis caros y ropa cara. Cuando iban a la escuela recuerdo las conversaciones: Estos tennis salieron en $80 los pantalones en $40. Otro venía y enseñaba los tennis Air Jordan que eran bastante caros. Yo no me metía en esas conversaciones. Mi mamá había enviudado y en casa vivíamos del seguro social que nos heredó mi papá. Ya mis hermanos mayores se habían ido de la casa y solo quedábamos dos. Con lo poco que se cobraba mami nos compraba lo necesario, no lujos. En casa nunca hubo lujos y aprendimos desde pequeños que hay que arroparse hasta donde diera la sábana. Claro, no vivíamos en la miseria pero no éramos ricos ni pretendíamos serlo.
Por esas cosas de la vida me ví obligado a vivir solo a los 17 años. Tuve que alquilar un cuarto y vivir contando el dinero que cobraba de mi trabajo "part time". Los lujos eran algo que estaban lejos de mí. Aunque veía lo bonito que la gente vestía no me llamaba la atención el procurar estar "a la moda" porque recuerdo que por tener a su hijo a la moda la mamá de un amigo tenía que irse a trabajar en dos trabajos. El tipo vestía como un riquito pero su pobre madre venía por las noches cansada con apenas energía para darles un beso y acostarse. Eso no era vida.
Desde muy pequeño he sido obsevador y ví que mucha gente vive de apariencias. En Puerto Rico hay gente que visten de Armani pero cuando llegan a la casa tienen que comer sopas Cambell o espaguetis de lata. Eso no es vivir. Tuve varias novias pero solo una me aceptó como era yo, pobre y sin apariencias, con ella estoy casado hoy día. El que me veía en la universidad no me veía con ropa de lujo, yo tenía unos tennis bien gasta'os. La única ropa bonita era la que usaba para ir a la iglesia. Recuerdo que mucha gente me ragaló ropa y yo la aceptaba. Cuando alguien me decía lo bien que me veía le decía que fue un regalo. Mi esposa me conoció así y nos gustamos y nos casamos y....
Cuando nos mudamos a la casa que el papá de ella (Que en Paz Descanse) le había construído recuerdo que nuestros primero muebles eran de eso que llamaban modulares. Eran unos cajones de madera con cojines. Nos salieron bien baratos pero servían para sentarnos. NO tuvimos un televisor hasta casi un año después y creo que eso nos ayudó muchísimo en nuestra relación. Nuestra cama era una de esas "twin" en donde si me viraba de noche corría el riesgo de caerme. Eso nos ayudó a dormir mas cerca. Siempre que invitábamos amistades a la casa, perdón casita, se sentaban en los muebles modulares. Yo no me avergonzaba de lo que tenía porque lo había obtenido con trabajo y sin embrollarme.
Hace un tiempo leí esto en un reportaje de El Vocero:
“Ante esta realidad, donde esa clase media está perdiendo la capacidad de sostenerse, donde se cierra la posibilidad de otro ingreso, se encuentran cercados, ya que no pueden recurrir a las ayudas gubernamentales pero tampoco pueden costear sus estilos de vida. Es una población que está atrapada en la imagen o el orgullo por el trabajo que realizan y que entienden merecen una mejor calidad de vida, por lo que se niegan a retornar a los niveles antes superados”, afirmó Negrón. Comentó que la clase media hace ajustes para mantener un nivel de vida “aceptable” y en muchas ocasiones esto los hace vivir de apariencias.
Cosa triste es vivir de apariencias. No hay nada malo en tener algo que no sea de lujo pero que se obtuvo con su trabajo. Siéntase orgulloso de lo que tiene. Mi carro no es un Mercedez ni un BMW, está chocao por un lado y la antena se le rompió así que llevo un tiempo sin escuchar radio AM pero me gusta mi carro que me lleva todas las mañanas a la escuela y me trae por las tardes a casa. El carro de mi esposa es de la misma marca y bien sencillo. Ledoy gracias a Dios por lo que tengo y no me desespero porque mi vecino tenga algo mejor que yo, se lo aplaudo y le deseo lo mejor.
Yo trabajo para vivir no para mantener una imagen y eso me ha ayudado mucho a ser feliz.
Cosa triste es vivir de apariencias. No hay nada malo en tener algo que no sea de lujo pero que se obtuvo con su trabajo. Siéntase orgulloso de lo que tiene. Mi carro no es un Mercedez ni un BMW, está chocao por un lado y la antena se le rompió así que llevo un tiempo sin escuchar radio AM pero me gusta mi carro que me lleva todas las mañanas a la escuela y me trae por las tardes a casa. El carro de mi esposa es de la misma marca y bien sencillo. Ledoy gracias a Dios por lo que tengo y no me desespero porque mi vecino tenga algo mejor que yo, se lo aplaudo y le deseo lo mejor.
Yo trabajo para vivir no para mantener una imagen y eso me ha ayudado mucho a ser feliz.
Pie forzao
Entre la realidad y la apariencia la clase media | Vocero.com