Creo que hay una razón obvia por la cual se ha mantenido un muro de separación entre la iglesia y el estado. Ambas pretenden conducir los destinos de las personas bajo su cargo la una por medio de lo espiritual y la otra por lo civil. Entre más se aleje una de la otra mejor son los resultados para ambas. Cuando una se mete en los asuntos de la otra se daña el propósito para el cual fueron instituídas.
Como cristiano pentecostal he predicado en mi iglesia local en muchas ocasiones. Para mí predicar es un acto sumamente honroso y cuando tengo la oportunidad me preparo con mucha anticipación y procuro llevar un sermón que sea edificante, educativo y relajante.
A los que predicamos se nos enseña entre otras cosas algo que se conoce como etica, ese conjunto de normas y procedimientos que se usan para evitar ofender a un semejante. Entre las cosas que se enseñan en la ética está el mantener los temas relacionados a la política fuera del púlpito. El púlpito es un lugar donde el que se para detrás de él se supone que esté llevando la palabra de Dios. Si Dios detesta algo es la política, ¿como podría un ser santo meterse en algo tan sucio? Pararse en un púlpito es un privilegio del cual poco gozan y cada oportunidad que se tenga debe ser aprovechada para edificar a los oyentes.
Precisamente en esa parte de edificar me quiero detener. Edificar a una persona conlleva hablarle de cosas buenas, aconsejarlo, animarlo, estimularlo a ser la mejor persona que pueda ser. El púlpito es un lugar de construcción y es para muchos un manantial de agua fresca. Tanto para el católico que va una vez en semana como para el evangélico fanático que va los siete días, el púlpito es el lugar donde se espera recibir aliento y nuevas fuerzas para continuar viviendo. Una palabra de ánimo, una anécdota edificante, un apretón de manos sincero a la hora de saludar al pastor o sacerdote, todas esas cosas contribuyen a edificar y mejorar la calidad de vida de una persona devota.
Cuando uno llega a una iglesia lo menos que espera escuchar es temas de política. Si por algo se le exhorta a los ministros a abstenerse de tocar el tema es por lo polarizante que es. En una iglesia se tiene a personas de distintas razas, ideologías y formas de pensar que comparten en común el deseo de escuchar algo que los una. Cuando se toca la política se convierte el altar o el púlpito en un comité de partido bajuno. La política es enfermiza y tratar ese tema en una iglesia tiende a polarizar a la gente pues algunos estarán de acuerdo con el ministro y otros no. Si algo enfatizó Jesús antes de subir al cielo fue en que nos mantuvieramos unidos y eso a sido lo menos que hemos hecho y si no me cree cuente la enorme cantidad de sectas y denominaciones que caen bajo la sombrilla del cristianismo.
Tal vez usted dirá que si a alguien no le gusta lo que dice un pastor o sacerdote simplemente se vaya pero eso no es tan fácil. Para un cristiano su iglesia no es solo el lugar para congregarse, es una comunidad donde tiene a amigos que son bien cercanos. Hay gente que se ha criado, casado y criado a sus hijos en una iglesia. Es casi como una familia. Cuando un politicastro se sube al altar a hablar sandeces y politiquería está faltándole el respeto a esos feligreses que llegan al lugar a buscar de Dios. Si yo quisiera escuchar politiquería prendo la radio en cualquier estación AM y ya tengo mi sobredosis.
El arzobispo Roberto Gonzalez ha mostrado a través del tiempo una parcialización hacia el Partido Popular Democrático. Las acciones que ha llevado a cabo así lo demuestran. Este señor ha convertido el altar de la iglesia en una cabeza de playa contra el PNP. A mi no me gusta para nada este gobierno pero no por eso voy a pararme en un púlpito a hablar de política. ¿Como voy a desaprovechar una oportunidad tan sagrada y ensuciar el púlpito con un tema tan sucio como la política? Cada cosa tiene su lugar y su tiempo, el arzobispo debe saber eso si se leyó el libro de Eclesiastés.
Me pongo en el lugar de un creyente PNP que quiere descansar del ajetreo diario escuchar al arzobispo tocar temas que ofenden su ideología y me sentiría mal. Si me pongo en el lugar de un popular de seguro estaría bailando en un solo pie; Eso es lo que causa un discurso politiquero en una iglesia. La politica y la religión deben comportarse como los imanes cuando se acercan por los polos positivos y repelerse. Que cada una tome su rumbo, la política a destruir y la religión a arreglar, ese es el curso correcto. Cuando una se mete en el terreno de la otra solo se consige hacer daño.
La Iglesia Católica de por sí ya está perdiendo mucho feligreces que vienen a las evangélicas como para que desde adentro les hagan el trabajo más fácil. Un politicastro como Roberto González le está haciendo un flaco servicio a su religión al polarizar no solo la iglesia que pastorea sino, por su posición, a la comunidad católica en la isla. Este señor debe ser removido si se quiere preservar la unidad entre los buenos amigos católicos que quieren ver en su iglesia un lugar de paz, no un mitin político.
Pie forza'o pa esta entrada
Melinda Romero dice que el Vaticano debe sacar a Roberto González Nieves de Puerto Rico- Primerahora.com
Vea también
Arzobispo De San Juan Será Investigado Por Meterse En Política Que No Le Conviene Al PNP - El Ñame
Las sotanas de Satanás - Luis Dávila Colón