(Cuento)
Como todos los días iba de camino a mi trabajo. Era la misma ruta de siempre nada nuevo. Cogía una curva luego otra. Trabajar en el centro de la isla es algo bueno porque no tienes que soportar los malditos tapones del área metro. A veces siento que voy por un túnel de árboles. No hace falta usar el aire acondicionado. Bajo la ventana y dejo que el aire me acaricie la cara. Es la sensación más agradable que se pueda tener.
Siempre me fijo en las casas adornadas, algunas abandonadas. Muchas tienen jardines frontales que comptiten por mi vista que debe permanecer en la carretera pero al ser una ruta poco transitada me da la oportunidad de disminuir la velocidad para poder apreciar mejor la belleza de los jardines. Verdaderamente son hermosos en su mayoría. Siempre llego a mi trabajo relajado y de regreso también.
Día 1...
Un día iba como de costumbre en mi ruta a trabajar cuando veo que en uno de los jardines hay una muchacha bajo un arco de flores y plantas de esos que usan para bodas y quinceañeros. Estaba comiéndose una fruta. Pude apreciar que era una manzana. Es saludable comer algo así en la mañana. No sé porqué pero me llamó la atención eso, una muchacha comiendo una manzana bajo un arco de flores. Suena casi poético. Seguí mi camino que tuve otro día normal. Al regresar me fijé en el arco de flores y no había nadie allí. La casa estaba bien adornada y tenía un jardín muy lindo. Me atrevo a decir que era más lindo que los del lado.
Día 2...
Al otro día iba a trabajar. Estaba escuchando el radio y mirando ocasionalmente los jardines. A veces cuando viene un carro detrás del mío me muevo a un lado de la carretera para dejarlo pasar. No me gusta ir con prisa. Un carro me pasó por el lado. Yo iba escuchando música clásica y sintiendo el viento en la cara. Nuevamente pasé por la casa con el arco y ahí estaba la muchacha. Estaba comiéndose una manzana y la llevaba a la mitad. La miré y ella me miró. Sentí algo raro con aquella mirada, era como si me hubiera tocado por dentro de alguna manera.
No se sonrió. Tenía el pelo recogido pero no peinado y estaba vesida con un traje largo de una tela fina que cuando le daba el viento se movía como si estuviera bailando. Allí estaba ella bajo el arco y yo de camino a mi trabajo a pasar otro día más.
De regreso pasé por la casa con el arco y el jardín. No había nadie al frente. Seguí a mi casa donde me esperaba mi familia amada.
Día 3...
Otro día más. Me preparé para mi trabajo. Me puse la camisilla, la camisa, luego los pantalones. Despué sme puse las medias y los zapatos y me los amarré. Nos montamos en el carro y dejé a mis hijos en la escuela y a mi esposa en su trabajo. La despedí con el habitual beso de siempre y preseguí a la ruta de mi trabajo, la hermosa ruta de mi trabajo.
Sabía que iba a ver la muchacha en el arco de flores pero sabía que seguiría de largo. A lo mejor me animaba a saludarla pero no, no debía hacerlo, auqnue un saludo no tiene nada de malo total, yo estaba en mi carro.
Tal y como lo habia previsto allí estaba ella comiéndose la manzana. Pasé y esta vez la miré sin reducir la velocidad de mi carro. Ella alzó la vista y me miró. Volví a sentir ese golpe por dentro que me hizo saltar el corazón. Esta vez tenía unos pantalones de color crema y una blusa rosada que jugaba con el viento. "¿Qué clase de perfume usaría?" -- pensé.
Seguí mi camino y llegué al trabajo. Otro día más y por alguna razón tenía ganas de salir temprano. No sé que me estaba pasando. Cuando tenía que atender un cliente sentía que la muchacha esa me estaba mirando. REcordaba aquel golpe interno y me descomponía. Era tan raro aquello. Llegó la hora de salida. Me monté en mi carro y salí a toda prisa. Cuando llegué a la ruta de los jardines bajé la velocidad y miré la casa con el arco de flores. NO había nadie. No estaba la muchacha con el pelo sin peinar pero recogido que se veía bonito...
Llegué al trabajo de mi esposa y la recogí. Le dí un beso y hablamos de cosas del trabajo. Luego recogí a los nenes. Tenía tres adolescentes uno en escuela intermedia y dos en superior. Los años habían pasado y las canas se me asomaban en las sienes. Llegué a mi casa. Me cambié de ropa y salí a correr para ejercitarme.
Día 4...
Ese día salí con una misión...
Dejé a mi esposa en el trabajo, los hijos en la escuela y seguí mi ruta. Ese día iba a detenerme y a hablar con la muchacha de la manzana. De camino iba pensando que le diría. ¿Sonreiría? ¿Qué le preguntaría primero, su nombre o me presentaba como Mario Concepción, vendedor de autos y accesorios?
De camino me puse a pensar -- "Eres un hombre de 40 años casado y con hijo, ¿en que estás pensando?" Pensé en lo que podría pasar si algien me veía pero no era posible esta ruta estaba lejos de la gente que conocía, no había nadie de mis vecinos ni nadie de la iglesia que me viera, nadie me vería...
El corazón me estaba palpitando rápidamente. Cuando doblé la curva donde estaba la casa con el arco allí estaba ella con el pelo recogido sin peinar pero se veía bonito y comenzando a morder la manzana. No me atreví a mirarla. Me sentí mal y aceleré el carro. Me dió con mirar el retrovisor y allí la ví. Salió del arco y tenía la manzana en la mano izquierda pegada de la pierna con un pantalón negro y la blusa de flores que jugaba con el viento. Se veía triste y me estaba mirando a mí, ME ESTABA MIRANDO A MÍ...
Comencé a sudar y pensé en virar pero no me atreví a hacerlo. No quería llegar tarde al trabajo y además, ¿para que iba a virar yo?.
Sabía que ese día no la vería cuando regresara y así fue. No estaba allí cuando pasé por la tarde.
Día 7...
Pasó el fin de semana y estuve pensando en esa muchacha con la manzana por las mañanas. Fuí con mis hijos a jugar al parque y pasé tiempo lindo con mi esposa, mi amada esposa en la casa y paseamos un poco. Fuimos el domingo a la iglesia. Sabía que iba a llegar el lunes y me sentí ansioso el domingo por la noche. Me preparé para dormir. Esa noche pensé en la cara triste de la muchacha de la manzana. Me dolió. Era como si me pidiera que fuera donde ella. Esa noche dije que al otro día sí me detendría y le pediría una disculpa por lo que hice de acelerar el carro y no mirarla.
Salí como todas las mañanas y dejé a mi familia como de costumbre. Seguí mi ruta. Llamé al trabajo que iba a llegar un poco tarde. Iba contando las curvas y llegué a la casa del arco de flores. Allí estaba la muchacha y todavía no había comenzado a comer la manzana. Tenía el pelo recogido pero sin peinar pero se veía lindo. Me fijé en su cara joven. Debía tener unos veintitantos... y yo cuarenta.
Detuve a carro un poco después del arco de flores y me bajé. La muchacha estaba allí mirándome. Caminé donde ella y sentía el corazón acelerado. Ella tenía un traje de una sola pieza de color verde con crema que jugaba con el viento. El viento me estaba dando en la cara fuértemente y por alguna razón no parecía hacerle nada a ella. Apenas se le movía el traje. No se le movía el pelo con aquel viento. Su pelo ondulado y recogido no se movía. El arco de flores se movía con el viento y un apr de flores pasaron volando. La corbata se me salió y se me trepó en el hombro.
Llegó el momento. Iba a presentarme, "Hola, me llamo...." Quedé interrumpido por su sonrisa y por su mano que se extendió con la manzana. Me estaba ofrenciendo la manzana que aún no había mordido. No dijo una sola palabra. Me acerque y tomé la manzana con mi mano derecha, le dí una mordida. Sabía tan rica, taaaan rica...
Luego ella tomó la manzana y le dió una mordida y sonrió mientras la masticaba. Yo me tragué el bocado que tenía y me dió la manzana para que le diera otro mordizco. La mordí y sabía deliciosa. Mientras la masticaba noté que ella tenía un olor muy rico. Era un perfume que no había olido antes en mi vida. Mordió la manzana y me la pasó.
Me tocó el último bocado. Ella tomó lo que quedaba de la manzana y se me quedó mirando. No dijo una sola palabra, yo tampoco dije nada. Me le acerqué y casi por impulso puse mi mano detrás de su cuello y sentí su pelo. Me acerqué poco a poco y le dí un beso en los labios... Fue un beso tierno como cuando besé por primera vez a una muchacha en mi vida. Fue un beso tibio sin lujuria ni pasión, solo un beso, el beso más bonito que yo haya dado en mi vida.
Nuestros labios se despegaron...
Fue el beso más extraño que haya dado en mi vida. No la conocía, No hablamos. Me sonrió al besarla. Entonces cerró los ojos y miró hacia arriba. El viento le movió su lindo pelo sin peinar. Abrió los ojos y me miró. La manzana comida estaba en su mano.
Caminé hacie el carro no sé porqué. No le pregunté su nombre ni nada. No sentí ese golpe adentro ni nada más. Ese día trabajé con tanta paz en mi trabajo que ni me molesto el no haber podido hacer una venta. Salí de trabajar y regresé a mi casa. Decidí irme por otra ruta pero cambié de opinión y me fuí por donde siempre. Miré para la casa con el arco de flores y ella no estaba allí. De seguro la vería a la mañana siguiente.
Día 8...
Salí a trabajar como de costumbre. Pensé en que haría si veía a la muchacha otra vez. ¿La saludaría? ¿Le preguntaría su nombre? ¿Compartiría la manzana con ella? ¿La volvería a besar?
Doblé la curva cerca de su casa y allí estaba el arco, pero noe staba ella. El corazón se me apagó. Me sentí vacío. No estaba por ninguna parte. Me sentí extraño. Seguí mi camino y trabajé. Ese día cendí dos carros. Gané muy buena comisión. Iba contento para mi casa y pasé por la casa del arco otra vez pero esta vez noté que había mucha gente en la casa. Dos personas estaban llorand y abrazandose. Dos jóvenes como de treinta años se encontraban llorando desconsolados y otras personas los abrazaban. ¿Qué pasaba allí?
Algunos vecinos miraban hacia la casa. No pude aguantar y me detuve. No me acerqué a la casa pero miré a la gente llorando y seguían llegando más personas. Decidí ir a donde un vecino que estaba mirando y le pregunté -- ¿Qué pasa en esa casa? El hombre me miró triste y me dijo -- Acaban de perder a su hija. ¿Su hija? -- pregunté. Si, era su hija menor. Muy buena muchacha. Era la querendona de su casa. Estudiaba y estaba casi terminando de estudiar pero un día venía de regreso a la casa y un carro chocó el carro donde ella iba y quedó en estado de coma por varios días. Finalmente murió sin recuperar la conciencia. ¿Sabe donde va a ser el velorio? -- pregunté. Si es en la funeraria ....... -- me dijo consternado y aguantando las ganas de llorar.
Esa noche me preparé y me vestí como mejor pude. Fuí a la funeraria ....... Estacioné mi carro y me bajé. Tenía el corazón acelerado. Entré y busqué las caras que había visto en la casa del arco de flores. Allí ví a las dos personas que eran sus padres. Entré a la capilla y había un pastor hablando.
"Amanda era una joven de su casa. Era una joven ejemplar. Se cuidó siempre y no tenía novio y se dedicó enteramente asus estudios. Hoy no vemos un novio que la despida entre los presentes pero vemos a su familia que sabe que esa muchacha era una joven pura. Todavía recuerdo los días cuando era pequeña y se pasaba commiendo manzanas al finalizar el culto..."
Cuando el pastor mencionó las manzanas se me heló la sangre...
El pastor continuó diciendo -- "Esta muchacha murió pura. No tuvo hijos, No tuvo novio pero tuvo mucha gente que la quizo. Hubo muchas cosas que no experimentó pero a muchos nos ayudó con su sonrisa que le arreglaba el día a cualquiera...."
El pastor terminó el sermón y alguna gente se fue. Yo me acerqué al féretro y allí estaba ella. ERA ELLA y tenía una manzana entre las manos que estaban sobre su estómago. Comencé a llorar amargamente. Lloré como si hubiera sido un familiar mío. Lloré al recordar aquel beso. Yo le dí el primer y único beso de su vida. Ella me escogió a mi para darle ese beso. Lloré tan fuerte que algunos me miraban raro al no reconocerme. Yo no era de la familia, ni amigo mi conocido. Me miraban bien raro. Me sentí mareado y me tuve que ir.
Me monté en el carro y me fuí a mi casa. Allí estaba mi esposa. Ya mi hijos se habían acostado. Ella me vió los ojos llorosos y me peguntó que me pasaba. No le conté la verdad...
Día 9...
No fui a trabajar. No me sentía bien. Recordar aquel beso y el sabor de aquella manzana me tenían mal. Me acosté y pase casi todo el día durmiendo. Cuando despertaba comenzaba a llorar. Cuando mi esposa llegó por la tarde me lavé bien la cara para que no se diera cuenta.
Día 10...
Salí a trabajar. Dejé a mis hijos en las escuelas, a mi esposa en el trabajo y me fuí para mi trabajo. Me fuí por otra ruta...