El Pueblo sin Cabeza

Cuando era pequeño recuerdo que me hacían cuentos. Eso despertó en mi un gusto por la literatura infantil y la ficción que me dura hasta el día de hoy. Uno de los cuentos que más miedo me daba era el del Hombre sin Cabeza. Esta historia es original de Washington Irving pero tiene sus variaciones que la gente le ha hecho, en algunas aparece como "El Jinete sin Cabeza". La historia en sí trata de este personaje que sale por las noches a cabalgar y le corta la cabeza a otras personas (no sé si por envidia o morbo). El Jinete sin Cabeza está buscando su cabeza y no descansará hasta que la encuentre. Es un cuento largo y si lee la versión original verá una historía un tanto enredada pero si no tiene ganas de leer puede ver la película "Sleepy Hollow" que se basó en este cuento

Ese jinete al menos no se conforma con quedarse sin cabeza. En el cuento él sale todas las noches y en su afán de tener una cabeza le quita las suyas a los pobres infelices que se le crucen de frente. Pero en la vida hay personas que disfrutan y se enorgulecen de andar "sin cabeza". Usted los ve por ahí viviendo como si no fuese haber un mañana. Actúan por impulso, se reproducen sin control y viven mantenidos por un gobierno que los quiere así, sin cabeza. El Jinete tenía un objetivo, conseguir cabeza. Este país no tiene objetivo fijo.

El Jinete sin Cabeza no encontró su cabeza nunca pero hay algo que admirar, no se rindió y aún hoy dicen que la sigue buscando. Este pueblo no es así no tenemos cabeza y nos conformamos. Cada cuatro años aparece alguien con la promesa de dirigirnos, eso es el equivalente a ponerle la cabeza aun desacabezado, y entonces decidimos si le creemos o no. Muchas veces son más de uno quien viene a ofrecernos una cabeza y entonces es cuando se complica la cosa. Imagínese si al Jinete sin Cabeza alguien le ofrecía una cabeza que detuviese su eterna búsqueda

Nuestro país como un descabezado está esperando una buena cabeza. Pero hay que ver los ofrecimientos. Si a mi me fuesen a ofrecer una cabeza escogería una que pensara y tomara decisiones que cuidaran del cuerpo. Cuando al descabezado pueblo puertorriqueño se le ofrece una cabeza para tener por cuatro años escoge en algunos casos la más bonita o la que mejor hable o la que le ofresca que le va a llenar más la barriga. En una ocasión escogieron una cabeza que sabía bailar la Macarena como si eso fuese indicativo de saber dirigir un país correctamente.

Cada cuatrienio en este país llegan las ofertas para ponerle una cabeza y entonces vemos como este pueblo escoge dejándose llevar por la barriga. He visto que en las eleccioens no falta un tema, los cupones. Cada candidato vienen a hacer un tipo de subasta en la que se encarga de hacerle creer a los cuponeros que les dará más ayudas económicas y que los dejará así, sin trabajar y cómodos para que voten por él. El rival político entonces tiene que una de dos, o subir la oferta u ofrecer más trabajo.

El país sin cabeza seguirá sin cabeza hasta que no decida hacerse una para sí. Este país continuará sin cabeza mientras le siga creyendo a los políticos de turno las promesas de campaña. Este país seguirá sin cabeza porque por increíble que parezca, no quiere una cabeza. Esta país disfruta vivir así como colonia, aceptando todo lo que nos dan del Norte sin pensar que está descuidando lo de aquí. Sequimos cortando árboles y sembrando cemento. El día que el vecino del Norte se canse de darnos las migajas disfrazadas de ayudas nos encontraremos con un país que no tendrá donde sembrar. Entonces nos nacerá una cabeza cuando tengamos que usar nuestros propios brazos para llenar la barriga por cuenta propia.

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