La avaricia es como la llama, cuya violencia aumenta en proporción al incendio que la produce. (Séneca)
Cuando Martin Luther King lideró el movimiento por los derechos civiles algo que tenía a su favor fue que lo hizo genuinamente. MLK no se enriqueció de su noble labor, sus hijos si pero eso es otra historia. En ésa época había abusos reales contra los negros y su reacción y la de la comnunidad afroamericana fue una real, motivada por la indignación y solidaria, no por motivaciones personalistas o afán de lucro. Si comparamos el movimiento de derechos civiles de los 60 con el moderno movimiento de Black Lives Matter veremos un contraste no una similitud.
En ésta era en donde los movimientos de justicia social están primordialmente motivados por razones políticas surge algo aún más siniestro, la motivación pecuniaria, el afán de lucro disfrazado de buenas intenciones. Desde las corporaciones que han colocado el logo BLM hasta los influencers que se sacan selfies en manifestaciones, el dinero generado por la muerte de un criminal en medio de un arresto ha generado una industria que se nutre de dinero usando como carnada el "antiracismo".
Toda idea, empresa o movimiento empieza con buenas intenciones, empieza pura. Pero una vez esa idea germina y se convierte en un movimiento y de un movimiento se convierte en una entidad, partido, u organización en el proceso se va deteriorando. A veces pensamos que la Segunda Ley de Termodinámica solo aplica a cosas físicas pero en el plano ideológico hay una aplicación de esta ley. Todo movimiento que comienza puro, con el tiempo termina sucumbiendo a las imperfeciones y vicios humanos. Le pasó al cristianismo que comenzó como un movimiento de amor y armonía y hoy día está plagado de avaricia y en algunos casos no se puede distinguir iglesias de negocio. Pasó con el feminismo que comenzó como un movimiento de equidad que buscaba darle a las mujeres su lugar en la sociedad y actualmente se convirtió en un medio de arte performático que recurre a absurdos con tal de llamar la atención. Los ejemplos abundan pero el caso más reciente de un movimiento contaminado que va en decadencia es el movimiento de derechos civiles.
Si Martin Luther King pudiera resucitar por un momento y ver en que se ha convertido el movimiento que el lideró, estoy seguro que pediría a gritos que se lo lleven de nuevo. Cuando el Movimiento de Derechos Civiles comenzó había un ambiente real de discrimen, abusos y desigualdad contra los afroamericanos. Había lugares en donde no podía entrar solo por ser negro. Se les negaban servicios básicos. Se les negaba derechos constitucionales. Tenían que ir a escuelas segregadas que estaban en peores condiciones que las que iban los blancos. Eso causaba indignación porque muchos afroamericanos buenos y productivos se veían coartados en sus aspiraciones en la tierra de la libertad y las oportunidades.
Los avances que se lograron con el Movimiento de Derechos civiles permitieron que los afroamericanos tuviesen el mismo acceso a las oportunidades que hasta entonces solo disfrutaban los blancos. El cenit del movimiento de los derechos civiles se vio en la reciente presidencia de dos términos de Barack Obama, el primer presidente negro de EEUU. Pero aún quedaba camino por recorrer y ciertamente se dan muchos casos de racismo contra afroamericanos. Pero en esta ocasión hay instituciones que velan por que no se les niegue derechos.
El pasado 25 de mayo, George Floyd, un afroamericano con un amplio record criminal y bajo los efectos de drogas, se metio a una tienda a comprar y pagó con un billete falso. Se llamó a la policía. Floyd que medía más de seis pies se resistió al arresto y tuvo que ser sometido para inmovilizarlo. Floyd tenía Covid19 y su respiración estaba afectada y murió mientras estaba siendo inmovilizado para evitar que se escapara.
Rápidamente se activaron los grupos de derechos civiles de afroamericanos y también una organización llamada Black Lives Matter que tuvo un rol protagónico en las manifestaciones de protesta contra el abuso policiaco. BLM es un ejemplo de como un movimiento de derechos legítimo, sucumbe y se daña. A las protestas pacíficas se unieron elementos anárquicos que tenían como fin crear caos. BLM se identificó como una organización marxista. Los motines y enfrentamientos entre manifestantes y policías acapararon los medios. EEUU parecía estar sumida en una guerra civil.
Luego que se fue calmando la cosa aparecieron unos elementos que tenían como misión el crear conciencia racial. Éstas personas vieron que podían sacar una ventaja económica del asunto. Nació la industria de concientización racial.
Por $75 la hora (en algunos casos más) algunas personas que se han convertido en maestros de conciencia racial le dan talleres y seminarios a corporaciones, grupos, agencias gubernamentales. En muchos de los talleres se fomenta el "antiracismo" que contrario al movimiento de derechos civiles, no busca igualar las condiciones sino silenciar cualquier cosa que sea percibida como racista. En una era donde cualquier cosa puede ser interpretada como una ofensa estos talleres están creando una especie de gestapo negra dedicada a monitorear, señalar, perseguir y cancelar a todo el que no piense igual. Y todo a un precio que determina el tallerista.
Entramos a la era de la comercialización de movimientos de derechos. Desde ligas deportivas que muestran el ubicuo "BLM", marcas de ropa que han convertido el color negro en una fuente de dinero, diseñadores de ropa que comercializaron el BLM y corporaciones que se identifican con el BLM para atraer clientela, la industria antiracista está generando unos $1.3 trillones anualmente. Repito las palabras que suenan como un golpe en la conciencia "industria antiracista"...
Lo que se supone sea un movimiento de conciencia es ahora un negocio. BLM se fue por la vía que se van todos los movimientos que comienzan puros y en el proceso se manchan con la avaricia y el afán de lucro.
Cuando usted ve un programa, juego, camisa, zapatos, o cualquier medios de comunicación mostrando BLM, no está viendo un acto de solidaridad contra el abuso sino un anuncio, un eslogan para atraer público.
Cada vez que se mencione un acto de racismo o abuso contra un afroamericano recordemos que no es un llamado a crear conciencia, es promoción para un negocio.
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