Me han robado por tercera o cuarta vez. Ya perdí la cuenta. Hoy mientras iba de camino al instituto teológico a tomar mis clases paso como de costumbre por el carril de Autoexpreso del peaje. Cuando paso veo que se enciende la luz roja y suena la chicharra. Me pregunté que diantre fué lo que pasó si yo había depositado dinero varios días antes. Mi esposa también se mostró sorprendida entonces miro para ver el sello detrás del espejo retrovisor y NO ESTABA. Me robaron el sello. [Esta parte es donde iría todo lo que dije bajo coraje pero no escribiré.]
Quien haya sido no me robó el carro. Me pregunto porque no aprovechó de una vez y hacía el trabajo completo...[Más pensamientos bajo enojo.]
Llamé a los de Autoexpreso y reporté el hurto. No me molestaré en avisarle a la policía que en los robos anteriores se limitaron a decirme que no iba a ser posible capturar al malechor. Los policías de este país (no todos) solo saben reportar crímenes pero no investigar. En las dos ocasiones previas los policías me preguntaron si yo tenía algún enemig@ y les contesté que no conocía a ninguno todavía. A mi pastor a quien también le han robado en varias ocasiones le preguntaron que si sabía quien le robó; eso da risa pero también coraje. Mi pastor se limitó a contestarle que si supiese quien fue no los hubiese llamado. No perderé el tiempo llamando a los amigos uniformados.
Como cristiano debo actuar de cierta manera. El apostol Pablo dijo en cierta ocasión, "Airaos pero no pequéis..." eso es algo que estoy tratando de aprender. Tal vez esto que me ocurrió es una lección divina y sinceramente creo que saqué una "D". Se supone que ame a esa persona que me robó como enseño Cristo, eso se me hace tan difícil. Creo que el señor tiempo se encargará de ayudarme a sanar. Por ahora oraré por el pillo para que se arrepienta y consiga un buen trabajo y no tenga necesidad de robar. Espero que utilice el sello para poder saber quien fue y reportarlo a las autoridades para que así aprenda su lección y no robe màs. Si el pillo padece kleptomanía espero que consiga un buen sicólogo que lo ayude a superar su condición mental. Oro para que nadie le compre el sello y no se haga partícipe del hurto.
Estoy menos molesto ahora que cuando me enteré del hurto. Mi querida y buena esposa se mantuvo tranquila durante el trayecto y me dijo que tal vez El Señor me quiere enseñar algo, que le pregunte porqué permitió esto. Hace tiempo que dejé de preguntarle a Dios "porqué", está entre sus prerrogativas el contestar y en mi caso vengo a entender el porqué mucho tiempo después. El Señor es un maestro muy raro, sus lecciones son tan duras a veces pero hasta ahora he aprendido unas cuantas cosas. De esta lección no se que aprenderé. Por ahora he aprendido que no resuelvo nada con enojarme cuando me roban. El enojo no me devolverá mis pertenencias ni la policía tampoco. Tal vez debo orar para que nuestra policía mejore.
De paso le pido perdón a Dios por haber sacado el vocabulario que llevaba tiempo sin usar.
[Ya me queda menos enojo. Es la primera vez que hago una oración por el blog pero no creo que Dios me conteste en la sección de comentarios.]
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