Prometeo dice:
Algo que se le ha olvidado a mucha gente es el hecho de que muchos confinados en nuestras cárceles son seres humanos. Desde que llegó el Sr. Miguel Pereira a administrar el sstema penitenciaro de nuestro país sola se ha caracterizado por los abusos contra la población de los penales de Puerto Rico. A continuación un artículo desde adentro de un confinado que denuncia una horrorosa situación. El artículo me llega vía Facebook de la página de Bonifacio el líder de los Ñetas, la Asociación Pro Derechos del Confinado en Puerto Rico.
La corrupción de Canteen Correctional Corporation bajo la administración del Lcdo. Miguel PereiraPor: José González
Complejo Correccional de Ponce
Institución Ponce Adultos 1000
Sección de Máxima Seguridad
26 de octubre de 2008- Me dirigo a usted con mucho respeto, ya que conozco la calidad de su trabajo periodísico y lo considero uno de los mejores en cuanto al periodismo serio y responsable que se practica en Puerto Rico.
Soy un confinado y me encuentro dando fiel cumplimiento a una sentencia de 20 años desde el 1998. En el transcurso de mi sentencia, he estado en la gran mayoría de los complejos coreccionales que se encuentran en diferentes pueblos de la Isla (San Juan, Bayamón, Guayama, Ponce, Mayaguez, Aguadilla, Río Grande, etc., etc., etc.)
También he visto como el famoso pleito de clase Carlos Morales Feliciano ha obligado al sistema correccional ha evolucionar de una manera drástica, o más bien torpe, ya que el sistema sigue viviendo un grave atraso de al menos 20 años.
Pero lo que hace más ineficaz al sistema correccional es el terrible mal de la corrupción gubernamental. Tal parece que al pueblo de Puerto Rico no le interesa una agencia de gobierno que, teniendo un presupueso tan grande y muy mal supervisado, derrocha millones de dólares para jusificarlo con que “esos criminales no se lo merecen”, “viven en hoteles como ricos y comen como millonarios”. Claro, ¿a quién le interesan los presos?, pero ya es tiempo de que la ciudadanía y el Contralor de Puerto Rico (quien a pesar de numerosos intentos, nunca hemos visto auditar a esta cajita almacén de seres humanos) sepan la verdad de lo que sucede detrás del famoso concepto o velo de seguridad.
Bien, si hoy día recibimos pasta dental, jabón y papel sanitario es porque el Tribunal Federal así lo ordenó luego que un confinado de apellidos Morales Feliciano le escribiera una carta pidiéndole ayuda, ya que en las insituciones carcelarias no lo proveían aunque era responsabilidad del Estado (no hace mucho tiempo de esto). Ahí vamos para que tengan una idea. Asimismo, el tribunal ordenó cumplir todas las responsabilidades que conlleva el tener un sistema correccional: escuela, salud, alimentos y un sistema de clasificación y tratamiento. Nótese que esos supuestos “rehabilitadores” estaban en ‘estado salvaje’.
El Tribunal Federal también impuso multas severas que ascienden a cientos de millones de dólares, ya que los ‘salvajes rehabilitadores’ abusaban y siguen abusando sin piedad de los seres humanos confinados a quienes por ley deben corregir y rehabilitar. Así nace la necesidad de privatizar los servicios esenciales como salud y alimentación (las áreas médicas y las cocinas de las cárceles).
Aún cuando la situación en Puerto Rico sigue crítica, estos ‘semisalvajes rehabilitadores’ le continúan pagando millones de dólares a la compañía americana Canteen Correctional Services por suplir los servicios de alimentación, eso bajo la incumbencia del Hon. Gobernador Aníbal Acevedo Vilá y su ‘súper’ Secretario del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), Lcdo. Miguel A. Pereira Castillo. Por cierto, todo sin que mediara una subasta para obtener dicho contrato millonario, lo que ha dado paso a una investigación sobre el particular.
Trabajar en cocinas siempre me ha llamado la atención. Digamos que soy diestro en varias áreas y tengo diplomas obtenidos en la libre comunidad y varias cartas de recomendación, pues yo también fui un ciudadano productivo y responsable antes de convertirme en un supuesto criminal, pero esa es otra historia.
Bien, vamos al ‘field’ a jugar y veamos. Si usted tiene un pequeño ‘party’ en su casa y tiene 50 invitados (hay que alimentar), pues consulta su congelador y encuentra que en efecto tiene 50 presas de pollo, 25 libras de arroz, vegetales, granos y demás. Claro, usted es el anfitrión y no está obligado a hacerlo, pero las reglas de hospitalidad nos dicen que es prudente hacerlo, además quiere que sus invitados se lleven una buena impresión. Usted, como buen puertorriqueño que es, fríe o asa el pollo y lo sirve con arroz blanco, habichuelas coloradas, vegetales y ensalada. Pero... también pudo haber invertido el menú a uno más económico, con 20 libras de arroz y 20 presas de pollo al caldero gigante, pudo haber confeccionado un súper arroz con pollo que daba para satisfacer a sus 50 invitados y posiblemente hasta le sobra para repetir. Y ahora digame usted, ¿verdad que de esta forma le sobra más de la mitad de la carne que tenía en el congelador? ¡Voila! Más o menos ese es el concepto de cómo es el acto de corrupción de Canteen.
Yo sé que mi abuelita no puede venir a la insitución a cocinar. Es por eso que mentalmente me preparo para lo peor, después de todo estoy preso y la comida es ¡huacala!, menos mal. Pero damos gracias a Dios, pues estamos conscientes de que todavía hay gente muriendo de hambre (esa es la parte de mi que está rehabilitada), pero lo cierto es que los servicios de alimentación en insituciones penales, escuelas, en fin, todo lo que tenga que ver con alimentos se rige por unas muy estrictas leyes federales. Además, la compañía privada que los provee es supervisada por una supuesta dietista (diseña los menús), dos oficiales de custodia y un civil en cada cocina que es empleado del Departamento de Corrección, al menos estos son a los que yo en mi limitado mundo he tenido acceso a ellos. Se supone que la dietista haga un menú que cumpla con los requisitos básicos de nutrición como lo exije el tío Sam, y esto a su vez se rige por cantidades, ya que Canteen Correctional Corporation factura por la cantidad de comidas que va a servir. En fin, todo se reduce a unidades de peso de nuestro no muy “eficiente” sistema correccional.
Tal parece que el menú está escrito en un idioma, pero lo interpretan en otro. ¡No se dejen engañar! Si hoy día el Presidente del Senado o de la Comisión de Seguridad Pública citarán a la dietista, a los supervisores del DCR, a los supervisores de Canteen Correctional Services y demás empleados, todo sale cuadra’o al centavo. Ella, con su menú cíclico y con sus inventarios de todas las gigantescas cantidades de alimentos que nos suplen (me huele a conspiración), o a lo mejor ya estoy paranoico por el tiempo que llevo en esta celda.
Señores, cuando vayan a una barra en un hotel, asegúrense de ver cuando el bartender prepara el trago, ya que le pueden pasar Cutty Sark por Black Label (el de Cutty vale $4.00, el Black $12.00, los dos son scotch whiskey ¡Ojo! ¡Ok!
“Back to de Kitchen”. Vamos al menú como exige el juez Juan Pérez Giménez, del Distrito Federal de Puerto Rico a cargo de atender todo lo relacionado al caso Morales Feliciano:
# LEY → 8 onzas de arroz (blanco), 6 onzas de carne, 4 onzas de habichuelas, 4 onzas de vegetales, 4 onzas de postre o fruta y 8 onzas de bebida. Esto en el menú sería:
# MENÚ → arroz blanco, pollo frio (muslo/cadera), habichuelas rosadas, vegetales mixtos, coctel de frutas y un vaso de leche.
# REALIDAD → arroz con pollo, habichuelas rosadas, vegetales mixtos, galletas Noel y un vaso de agua blanca.
Si fueran a cumplir con lo estipulado para una población de 1,000 confinados, necesitarán 1000 presas de pollo, esto es más de 100 cajas de muslos con caderas, pero como ya eso está pago y es para los confinados, resuelven con 6 cajas, ¡Uff!, ¡que palo!, cuánto le están economizando a sus amigos del Norte. Lo que muchos no sabían, pero los confinados hemos ido descubriendo poco a poco, es que al Gerente de cada cocina contratado por la compañía privatizada le pagan una comisión en base a lo que le roban al pueblo de Puerto Rico y le ahorran a Canteen Correctional Corporation. De hecho, me consta que varios supervisores fueron despedidos por Canteen cuando se soprepasaban del límite de servicios de comida porque exigíamos las porciones para todos los confinados por igual o cuando llegaba dañada y exigíamos otro alimento que sustituyera el menú.
Lo mismo sucede con casi todas las comidas. Hace dos semanas logré ver el menú. Cuando leí costillas BBQ, casi lloro. Cuando llegó a la celda era arroz con escasamente ½ onza de algo que parecía pertenecer a una costilla. Cuando es ‘corned beef’ sirven escasamente 4 onzas de vegetales junto con ‘corned beef’. Perdonen mi ignorancia, pero 6 onzas de carne y 4 onzas de vegetales juntas o separadas suman a 10 onzas, no 4 onzas, pero asi es el truco de ilusión y así se “ahorraron” 6 onzas en vegetales y carne. Se supone que cuando el arroz es guisado o junto con habichuelas, nos sirvan 12 onzas para cubrir con lo que mezclaron, pero tampoco lo cumplen.
Hey! pero estamos hablando de 6 onzas por 1000 (confinados) en el almuerzo solamente. ¿Cuántas latas? ¡Ay papá! Y esto sucede en todas y cada una de las prisiones a diario. ¿Cómo es posible que nadie se de cuenta? Cuando me ‘cuelo’ en la cocina y pregunto al guardia penal me contesta que él está ahí para seguridad. ¡Wow!, y no brega con alimentos mientras los supervisores niegan todo esto rotundamente.
En fin, nadie es responsable por estos atropellos o asaltos a mano pelada. Sumen, resten y multipliquen todo lo que quieran…yo lo que quiero es saber por dónde se van $$$…
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José González
Ponce Adultos 1000
P. O. Box 10786
Ponce, Puerto Rico 00732
Máxima 3N-209