Lo que le pasó a Historia de camino al Periódico

Hola soy Historia. Soy un evento que pasó y fui presenciado por muchas personas. La mayoría me contará de manera general y los que me sacaron fotos no tendrá muchos que decir. Los que me grabaron podrán revisarme para comprobar mi veracidad. No me molesta que la gente me cuente a su manera pero cuando un periodista me cuenta pierdo mi identidad hasta convertirme en algo que no soy.

Hace varios días un periodista me vió. Tomó notas, sacó fotos, grabó y me llevó en su cabeza. Ese periodista llegó a un lugar que le llaman sala de redacción. Allí vi como otras historias eran cortadas, mutiladas, maquilladas y cuando llegaban a un logar llamado periódico no eran para nada lo que eran cuando nacieron. Las cambiaron y las hicieron irreconocibles. Yo temblé al ver aquello pero me resigné a mi suerte. Ya yo había escuchado lo que le había pasado a otras historias. Las que tienen suerte se convierten en leyendas y la gente no las olvida. Yo quería que me dejaran tal y como yo era para que se viera la Verdad pero lo que me ocurrió fue terrible.

Al llegar al escritorio del periodista los primero que noté fue que había partes de mi que no estaban completas en lo que escribió. Pero las grabación tenía mis otras partes, ahí estaba yo completa. El periodista sabía escribir muy rápido así por un momento albergué la ilusión de que llegaría completa al periódico. ¡Oh, cuan ilusa fui!

Miré con terror a aquel periodista que comenzó a tocarme y a cambiar mi forma para parecerme a lo que el quería que yo fuera y no a mi misma. Me sentí violada en un momento cuando comenzó a poner en mí sus ideas. Las forzó y las dejó ahí sin tomar en cuenta mis gritos que le decían -- ¡Di la verdad!. Comenzó a ponerme cosas que yo no tenía cuando llegué. Yo le pedía que me dejara como era pero el decía que tenía que editarme porque si no no podía entrar al periódico. Pero yo no quiero entrar a un periódico -- le dije desesperada -- Yo estaba bien cuando me encontraste. Cuando me viste y llamé tu atención creí que te gustaba tal y como estaba. Pero mis palabras fueron en vano. El siguió cambiándome.

Lo peor ocurrió cuando ignorando la grabación, donde yo me sentía segura omitió partes de mi además de las que se le olvidaron. Oye, recuerda esto. -- le dije indignada. Lo siento Historia, pero en este periódico tú no cabes completa --me dijo con resignación--. Tengo instrucciones de no dejar partes de tí que no le gusten a los dueños.


De momento lo peor comenzó a pasar cuando me insertó cosas que él se imaginaba. Estaba poniéndome cosas que él creía haber escuchado. ¡Caramba! Una cosa es insertarme ideas preconcebidas pero otra es ponerme cosas imaginadas. Con cada teclazo veía como iba perdiendo mi identidad. Listo --dijo el periodista con cara de satisfacción--. Ahora vamos a llevarte a la editora. ¿Qué es eso? --le pregunté asustada. La editoria es la persona que determinará si puedes entrar así al periódico o hay que hacerte otros cambios --me dijo con una sonrisa perversa. ¿Más cambios, MÁS CAMBIOS? --grité aterrada--. ¡Pero si ya tu me cambiaste demasiado! Él ignoró mis reclamos y me cargó hasta la sala de la editora.

Allí en la sala de la editoria ellá sacó su bolígrafo y comenzó a escribir sobre mí. Me quitó más partes, Me añadió otras y para finalizar me puso un nombre llamativo que no era el que yo tenía originalmente. ¡Hasta el nombre me cambiaron!

Finalmente me llevaron a la imprenta. Allí quedé reducida, cambiada, violada, mentida pero bien llamativa. No era yo, era lo que ellos querían que fuese. Moodearon de anuncios que desviaban la atención de mí.

Cuando le gente comenzó a leerme algunos se impresionaban. Los que me conocieron, me vieron y me escucharon se moelstaban ingidnados ante el atropello que me hizo el periodista. Muchos solo se limitaron a ver el título que me pusieron y hablaban de mí como si me hubiesen leído. Otros me ignoraron y se pusieron a ver otras historias de farándula que se sentían muy a gusto con la forma en que las cambiaron.

Me cuentan que lo mismo le pasa a otras historias cuando llegan a unos logares que les llaman Noticieros televisado y programas de radio. Pero las que peor sufren son las que terminan en las manos y bocas de unas personas que les llaman analistas porque además de los cambios que les hacen los analistas las hacen ver de otra manera. Aglunos analistas las restauran pero son muy pocos porque ellos también tienen que obedecer a los editores.

Ya no soy yo. Cuando nací yo era historia pero cuando me tomó el periodista me convertí en propaganda, en cuento, en sensacionalismo, era de todo menos yo. Solo los que me vieron me recuerdan y maldicen al periódico que me cambió porque yo era bonita cuando estaba al natural. Ahora solo soy lo que que ellos me hicieron. No soy verdadera. Lo que más me duele es la gente que se cree que soy lo que ven en la página y no buscan más allá.

Solo deseo que algún día este atropello termine. Que otras Historias no terminen como yo. Entre menos periodistas las vean más verdad habrá. Si tú me leíste en un periódico recuerda que no estás viendo mi verdadera imagen. Mi verdadera imagen está en las notas del periodista pero más en las grabaciones sin editar. Yo dejé de ser historia en el momento que caí en las manos del periodista.


Pie forzao
Sensationalism and the Bias of Story | Care2 Causes

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